Grandes fracasos del mundo emprendedor

Hoy este artículo del blog de Llum Coworking va destinado a ti, emprendedor. Porque te lo mereces, porque estamos hartos de esos anuncios de banco que nos dan superpoderes a los freelancers y de frases como “eres un privilegiado”, “qué bien se vive en la playa” o “yo porque no puedo, que si no…” Si tú también piensas que a esa gente le vendría bien ponerse a recoger naranjas y dejar de hablar, que no saben lo que es la palabra “trabajar” y que sus anuncios son un asco, sigue leyendo.

Hoy escribo solo para ti, que estás delante de tu teléfono móvil preguntándote hasta cuando tendrás que pagar tu cuota de autónomo, y mirando de refilón a productos que no sean de Hacendado con ojitos melancólicos. No te preocupes, no eres el primer gran empresario que fracasa antes de dedicarse a escribir artículos de blog desde una hamaca en Bali como hago yo. A continuación, vamos a hacer un repaso de los grandes batacazos del mundo emprendedor y cómo (algunos) lograron resurgir de sus cenizas.

 

Tengo a veinticinco como tú esperando en la puerta

Seguro que has tenido algún jefe o cliente (de esos que te hablan con términos en inglés y están encantados de conocerse) que te ha soltado una frase similar. Vivimos en un mundo maravilloso que tiene la fea costumbre de juzgar alegremente a cualquier persona y de ahí vienen errores que pueden cambiar el rumbo de un negocio. Por supuesto, también en el mundo empresarial y las decisiones que se toman.

Si te parece increíble que los americanos eligieran a Trump como presidente, te sorprenderá saber que a un tal Walt Disney le despidió una productora de su país alegando que no era creativo. Algo similar sucedió con la madre de Harry Potter, J.K.Rowling, que fue rechazada por más de una treintena de editoriales. Por tanto, punto uno: no te fíes de la gente, que por lo general no tienen ni puta idea de lo buena o bueno que puedes ser.

Fíjate cómo será el tema, que incluso a Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, le dijeron que se dedicara a vender perritos calientes, porque no tenía la altura suficiente para meter canastas. Y esto se lo soltaron entrenadores, ojeadores y directivos profesionales, no su cuñado.

 

Empresas que se estrellaron por no saber evolucionar

Pero si sonados han sido los casos a nivel particular, no se quedan lejos los tremendos errores que cometieron empresas que dominaban la Tierra Media el mundo por no saber pivotar.

Por ejemplo, un clásico, Kodak. Durante décadas fueron los amos y señores del mundo de la fotografía, su logotipo aparecía en cualquier evento deportivo, conciertos o grandes carteles publicitarios, pero el avance de la tecnología los borró del mapa. ¿El motivo? No quisieron adaptarse al mundo digital, al considerar que no era el momento. El resultado, ya lo conocemos.

Otro de los grandes imperios que acabaron por diluirse fue el de Nokia. ¿Quién no se pasó horas jugando con el fabuloso juego de la serpiente a principios de los 2.000? Sin embargo, se equivocaron de ruta a seguir y mientras unos tipos con una manzana mordida comenzaban a posicionarse en el mercado de los smartphones, los finlandeses siguieron la estela de Blackberry…y se fueron juntos al olvido.

 

Haleth, hijo de Hama, siempre hay esperanza

Esta icónica frase de Las dos torres, la podemos aplicar también al mundo del emprendimiento. A pesar de estos ejemplos que te hemos puesto, la buena noticia es que siempre hay una luz al final del camino. En muchas ocasiones, los errores sirvieron para saber, como dijo Edison, las formas de no hacer bien las cosas.

Uno de ellos fue Starbucks, que en un momento dado cometieron el error de sentirse imbatibles y ampliar su negocio a vertientes que no dominaban (producción de películas, música, etc.). Los recursos de su empresa matriz fueron menguando, hasta el punto de descuidar la calidad del servicio que los había catapultado al éxito e incluso cerrar casi un millar de tiendas. Pero dieron marcha atrás, reflexionaron y pusieron el foco en lo que mejor se les daba: el mundo de la restauración.

Y por último, uno que seguro que te llamará la atención. ¿Sabías que Netflix en su origen se dedicaba a alquilar DVDs a través de su página web? Pues bien, mientras que gigantes como Blockbuster se hundieron ante la llegada del mundo digital, esta gente cambió su modelo de negocio y hoy están donde están.

De modo que ya sabes, cree en ti, asume tus errores y se capaz de corregirlos una y mil veces. Solo de ti depende ganar esta carrera de fondo. Ah, y si necesitas un lugar donde ponerlo en marcha, ya sabes, en Llum estaremos encantados de recibirte.

AUTORA

Ariadna Santana
Ariadna Santana

Mi nombre es Ariadna, aunque casi todo el mundo me llama Ari. Soy Canaria, diseñadora web y fundadora de Llum Coworking

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